Economía sumó signos de ajuste en abril en medio de caída de la minería y alza del consumo
El Imacec creció 6,9% al partir el segundo trimestre del año, situándose en la parte más bien baja de las proyecciones. El ministro de Hacienda señaló que estamos ante un “aterrizaje suave”.
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Dos hechos quedaron en evidencia ayer luego de que el Banco Central informara que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) creció 6,9% en abril comparado con igual mes del año anterior: uno, que la desaceleración sigue su camino en el país; y el segundo, que el ajuste está presentando un ritmo heterogéneo.
De hecho, como lo destacó el economista jefe de Coopeuch, Felipe Ramírez, el comercio -que se expandió 9,9%- muestra una “resiliencia importante, indicativo de que los hogares aún disponen de liquidez suficiente para suavizar consumo”.
Ello, agregó el economista jefe de BTG Pactual Chile, Pablo Cruz, sugiere que el consumo se ha mantenido pese al retiro de estímulos como el IFE y rescates de AFP.
Incluso, puntualizó que el comercio fue el único sector que mejoró (1,8%) frente a marzo, a lo que Martina Ogaz, analista de Euroamerica, añadió que muy probablemente éste mantenga su dinamismo este año, “ante la fuerte liquidez que aún mantienen las personas”.
La producción de bienes, muy determinada por la minería, completó cuatro meses de descensos anuales.
Los servicios también contribuyeron al crecimiento de abril, ya que aumentaron 13,2% en doce meses. Determinante fue el área de servicios personales y empresariales, transporte, y restaurantes y hoteles.
“La resiliencia del consumo y servicios se puede deber a mayor resiliencia del mercado laboral, ampliación del uso del crédito en ciertos sectores de la población, así como el uso de los aún elevados niveles de recursos en cuentas líquidas ante la ausencia de restricciones a la movilidad”, afirmó el economista jefe de Itaú, Andrés Pérez.
Desde Scotiabank, destacaron que el nivel de PIB desestacionalizado no minero ha alcanzado su mayor nivel histórico. “El desplome de la actividad presagiado por muchos (incluido el Banco Central) no se está dando”, acotaron.
Producción en rojo
La nota preocupante, como lo mencionó la investigadora del Observatorio del Contexto Económico de la UDP, Carolina Molinare, fue la caída de 9,3% de la minería en abril, frente a igual mes de 2021, una magnitud que no se veía desde noviembre de 2019.
Este descenso, unido al que acusaron el resto de bienes y la industria manufacturera -1,2% y 1%, respectivamente-, se tradujo en una disminución de la producción de bienes de 4,7% al partir el segundo trimestre y, con ello, completó cuatro meses seguidos de disminución.
En este contexto, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, señaló que la economía está frente a un cuadro de “aterrizaje suave” luego del sobrecalentamiento que se observó hacia fines del año pasado. Una trayectoria, afirmó, que es positiva en cuanto implica menores presiones inflacionarias.
Cifras en baja
Hacia adelante, coincidieron en señalar analistas, el ritmo seguirá siendo de desaceleración, incluídas caídas anuales de la actividad durante el segundo semestre.
“El Imacec de abril nos muestra que se inició la ralentización de nuestra economía a nivel transversal, dado el escenario nacional e internacional más restrictivo”, señaló la economista jefa de Tanner Investments, Claudia Sotz.
Se trata de un impulso a la actividad proveniente de una demanda insatisfecha por problemas en la cadena global de suministro y las restricciones por la pandemia que a juicio de la la economista jefa en Fintual, Priscila Robledo, podría seguir por un par de meses, pero no mucho más allá. “Las mayores tasas de interés y la reducción del poder de compra frente a la alta inflación serán vientos en contra para el consumo de bienes y servicios”, acotó.
Así, y luego de un segundo trimestre en que los expertos esperan una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) entre 4% y 6% -menos que el 7,2% del primer cuarto-, los efectos del escenario más complejo se van a notar con más claridad en la segunda mitad del presente año.
Este freno se podría traducir en un avance final de la economía de 1% a 2% en 2022.